El Secreto del Bosque Encantado C2.2
A fairy tale story by Lucía de la Selva
En un rincón olvidado de la vasta tierra, se extendía un bosque que durante siglos había sido envuelto en misterio y magia.Este bosque, conocido como el Bosque Encantado, era hogar de criaturas singulares y de secretos que susurraban entre las hojas cuando el viento soplaba.
En la aldea cercana vivía una joven llamada Elara, quien desde muy pequeña había sentido una atracción inexplicable hacia aquel bosque.Sus ojos brillaban con curiosidad y sus pensamientos estaban constantemente llenos de fantasías sobre lo que podría esconderse más allá de los árboles centenarios.
Un día, Elara decidió que era hora de desentrañar los secretos del Bosque Encantado.Con su capa azul celeste, que le había tejido su abuela, se adentró en el bosque al amanecer, cuando la niebla aún acariciaba el suelo.El ambiente se sentía distinto, como si el bosque mismo la estuviera recibiendo con susurros de bienvenida.
Mientras caminaba, el canto de los pájaros se hacía más melodioso y los colores del entorno más vívidos.Elara avanzó hasta encontrarse con un claro donde un río de aguas cristalinas corría suavemente.Allí, sobre una roca cubierta de musgo, reposaba un anciano de barba blanca y ojos tan profundos como el océano.
"Bienvenida, Elara", dijo el anciano, con una voz que parecía resonar desde las raíces del bosque."Te he estado esperando.
Sorprendida, Elara se acercó con cautela."¿Cómo sabes mi nombre?", preguntó, intentando ocultar su asombro.
"Este bosque tiene oídos", respondió el anciano, sonriendo."Y yo soy su guardián.Desde hace mucho tiempo he esperado que alguien con un corazón puro viniera a descubrir su secreto.
Elara se sentó junto al anciano, intrigada por sus palabras."¿Cuál es ese secreto?"
El anciano extendió la mano, señalando al río."El agua de este río es especial.Aquellos que beben de ella con la intención adecuada pueden ver el mundo como realmente es y como puede llegar a ser.Pero hay un precio: debes estar dispuesta a dejar atrás tus miedos y aceptar la verdad, por muy dura que sea.
Elara miró el agua, que parecía reflejar más que su imagen.Sin dudarlo, bebió un sorbo, sintiendo cómo una calidez indescriptible se extendía por su ser.De repente, las imágenes comenzaron a formarse en su mente: visiones de un mundo en armonía, donde humanos y naturaleza coexistían en equilibrio.
Al abrir los ojos, Elara se dio cuenta de que el bosque no solo era el refugio de criaturas mágicas, sino también un testimonio de lo que la humanidad podía lograr si aprendía a escuchar y respetar su entorno.Con lágrimas de gratitud, agradeció al anciano.
"Ahora entiendes", dijo el anciano, levantándose lentamente."Este es el propósito del Bosque Encantado: recordar a los humanos la importancia de su conexión con la naturaleza.
Elara regresó a su pueblo con una nueva perspectiva, decidida a compartir su experiencia con los demás.Con el tiempo, su historia inspiró un cambio en la aldea, que se convirtió en un ejemplo de sostenibilidad y respeto por el medio ambiente.
Elara visitaba el bosque regularmente, siempre recordando las visiones que había tenido y el compromiso que había hecho consigo misma.Con cada visita, el bosque le revelaba un poco más de sus secretos, y ella, a su vez, se convertía en una sabia consejera para su gente.
Así, el Bosque Encantado siguió siendo un lugar de misterio y enseñanzas, custodiado por el anciano y protegido por aquellos que, como Elara, aprendieron a ver más allá de lo que los ojos humanos suelen percibir.
En la aldea cercana vivía una joven llamada Elara, quien desde muy pequeña había sentido una atracción inexplicable hacia aquel bosque.Sus ojos brillaban con curiosidad y sus pensamientos estaban constantemente llenos de fantasías sobre lo que podría esconderse más allá de los árboles centenarios.
Un día, Elara decidió que era hora de desentrañar los secretos del Bosque Encantado.Con su capa azul celeste, que le había tejido su abuela, se adentró en el bosque al amanecer, cuando la niebla aún acariciaba el suelo.El ambiente se sentía distinto, como si el bosque mismo la estuviera recibiendo con susurros de bienvenida.
Mientras caminaba, el canto de los pájaros se hacía más melodioso y los colores del entorno más vívidos.Elara avanzó hasta encontrarse con un claro donde un río de aguas cristalinas corría suavemente.Allí, sobre una roca cubierta de musgo, reposaba un anciano de barba blanca y ojos tan profundos como el océano.
"Bienvenida, Elara", dijo el anciano, con una voz que parecía resonar desde las raíces del bosque."Te he estado esperando.
Sorprendida, Elara se acercó con cautela."¿Cómo sabes mi nombre?", preguntó, intentando ocultar su asombro.
"Este bosque tiene oídos", respondió el anciano, sonriendo."Y yo soy su guardián.Desde hace mucho tiempo he esperado que alguien con un corazón puro viniera a descubrir su secreto.
Elara se sentó junto al anciano, intrigada por sus palabras."¿Cuál es ese secreto?"
El anciano extendió la mano, señalando al río."El agua de este río es especial.Aquellos que beben de ella con la intención adecuada pueden ver el mundo como realmente es y como puede llegar a ser.Pero hay un precio: debes estar dispuesta a dejar atrás tus miedos y aceptar la verdad, por muy dura que sea.
Elara miró el agua, que parecía reflejar más que su imagen.Sin dudarlo, bebió un sorbo, sintiendo cómo una calidez indescriptible se extendía por su ser.De repente, las imágenes comenzaron a formarse en su mente: visiones de un mundo en armonía, donde humanos y naturaleza coexistían en equilibrio.
Al abrir los ojos, Elara se dio cuenta de que el bosque no solo era el refugio de criaturas mágicas, sino también un testimonio de lo que la humanidad podía lograr si aprendía a escuchar y respetar su entorno.Con lágrimas de gratitud, agradeció al anciano.
"Ahora entiendes", dijo el anciano, levantándose lentamente."Este es el propósito del Bosque Encantado: recordar a los humanos la importancia de su conexión con la naturaleza.
Elara regresó a su pueblo con una nueva perspectiva, decidida a compartir su experiencia con los demás.Con el tiempo, su historia inspiró un cambio en la aldea, que se convirtió en un ejemplo de sostenibilidad y respeto por el medio ambiente.
Elara visitaba el bosque regularmente, siempre recordando las visiones que había tenido y el compromiso que había hecho consigo misma.Con cada visita, el bosque le revelaba un poco más de sus secretos, y ella, a su vez, se convertía en una sabia consejera para su gente.
Así, el Bosque Encantado siguió siendo un lugar de misterio y enseñanzas, custodiado por el anciano y protegido por aquellos que, como Elara, aprendieron a ver más allá de lo que los ojos humanos suelen percibir.
❧
Did you enjoy this story?